Durante el pasado Pleno Municipal celebrado en nuestra localidad el día 2 de Septiembre, los concejales de Izquierda Unida de Malpartida propusieron la discusión y debate sobre una moción que en ese momento presentaban y relativa al rechazo de los recortes sociales y la brutal reforma laboral que el gobierno Zapatero pretende llevar a cabo.
La moción no se pudo dar a conocer por la oposición de los concejales socialistas del PSOE, el exconcejal popular D. Doroteo Sánchez , y el exconcejal del PP y exconcejal de Upex D. Laurano Mirón. Los concejales del Partido Popular se abstuvieron.
IZQUIERDA UNIDA PRESENTA LA MOCIÓN RECHAZADA, PARA EL APOYO A LA HUELGA GENERAL DEL DÍA 29, DENTRO DEL ORDEN DEL DÍA DEL PRÓXIMO PLENO.
El grupo municipal de IU de Malpartida de Plasencia eleva al Pleno del Ayuntamiento de la misma localidad
La siguiente PROPOSICIÓN/MOCION, relativa al
RECHAZO DE LOS RECORTES SOCIALES Y LA REFORMA LABORAL Y EL APOYO A LA HUELGA GENERAL DEL 29 DE SEPTIEMBRE
Desde que comenzó esta crisis financiera, que inmediatamente después se extendió a la economía real y productiva causando unas terribles consecuencias a millones de hombres y mujeres, especialmente entre las clases populares, IU trabaja para desenmascarar a los que la han provocado, los especuladores, banqueros y rentistas así como los responsables de instituciones y gobiernos que los apoyaron con las políticas neoliberales. Esta crisis del sistema financiero está provocando en la sociedad española una situación de emergencia social, con más de 4.500.000 de parados y paradas y miles de pequeñas y medianas empresas cerradas. Las medidas adoptadas hasta ahora por el Gobierno no sólo no han puesto coto al descontrol del poder financiero, sino que se han alineado con ellos, los causantes de la crisis económica. Los trabajadores y trabajadoras están explotados en el trabajo, expropiados por los Bancos y por el Gobierno.
El Gobierno del PSOE ha tomado, desde que comenzó el año 2010, medidas antisociales:
1. Restrictivos Presupuestos Generales del Estado de 2010.
2. Plan de Austeridad de 29 de enero en el que se aprueba un recorte de 50.000 millones de euros.
3. Propuesta de alargar la edad de jubilación de 65 a 67 años.
4. Subida del IVA.
5. Plan de Ajuste de 12 de mayo que supone un recorte del gasto de 15.000 millones de euros adicionales, afectando a los pensionistas, a las mujeres, a los dependientes y a los funcionarios y funcionarias.
6. Ha aprobado por Decreto Ley la reforma del mercado de trabajo que supone: el despido más fácil, más rápido y más barato, perpetúa la contratación temporal como vía de entrada al mercado de trabajo, da mayor poder a los empresarios, cuestiona la negociación colectiva facilita la modificación sustancial de las condiciones de los contratos de trabajo, incluidas las pactadas en los convenios colectivos, disminuyendo el control judicial. Facilita en la empresa el descuelgue salarial previsto en los convenios colectivos. Legaliza las agencias privadas de colocación con ánimo de lucro, a las que no sólo se da acceso para la realización de funciones de intermediación laboral sino que también se les otorga competencias que van a afectar a las prestaciones por desempleo de los trabajadores y trabajadoras. Se va permitir sacar dinero de los desempleados y desempleadas. Se amplia el ámbito de actuación de las empresas de trabajo temporal dejando al mínimo las limitaciones por razones de seguridad y salud, y se deja en papel mojado la Ley para la Igualdad efectiva de mujeres y hombres, ya que las medidas de Igualdad son pura retórica.
En los últimos18 años, con Gobiernos del PSOE y del PP, se han llevado a cabo 8 reformas del mercado de trabajo, incluyendo la actual. Una reforma cada 2 años y 3 meses no es un buen indicador de la estabilidad de algo tan fundamental, más bien parece que estamos metidos dentro de un proceso de improvisación continua. De hecho, es a todas luces un periodo ridículo, en el que no parece que sea factible la puesta en marcha de las medidas propuestas y mucho menos la maduración de las mismas y la evaluación de su efectividad. Esa sensación de provisionalidad permanente es aplicable a la normativa básica, el Estatuto de los Trabajadores, que ha sufrido 4 reformas, lo cual parece excesivo. Además, solo 2 de esas 8 reformas han sido pactadas o consensuadas, otras 5 son decisiones unilaterales del gobierno de turno. Todas las reformas han consolidado la temporalidad, la precariedad y los recortes de los derechos de los trabajadores y trabajadoras, y han aumentado el poder de los empresarios.
El causante de la crisis económica no ha sido ni es el mercado de trabajo, no es la baja productividad de los trabajadores ni los desmesurados salarios que perciben.
Todas estas medidas aprobadas por el Gobierno del PSOE son innecesarias, injustas y antisociales.
Estas medias están enmarcadas dentro de una política económica vinculada al Tratado de Lisboa, a las políticas neoliberales que nos ha traído esta crisis políticas que son compartidas por el PP y practicadas en las Comunidades Autónomas donde gobiernan: más Mercado, menos Estado; y corrupción frente a transparencia y calidad democrática. El Partido Popular no es alternativa a las políticas aprobadas por el PSOE, es más de lo mismo: seguir desmantelando el Estado del Bienestar.
Estas medidas que desmontan el Estado Social y Democrático y de Derecho y que se alinean claramente con la patronal, los banqueros, los especuladores y los rentistas, han obligado a los sindicatos de clase, CC.OO. y UGT a convocar una Huelga General para el 29 de septiembre de 2010 bajo el lema ASI, NO. Huelga General que se realiza en el marco de una movilización europea contra las medidas de ajuste.
La Huelga General convocada para el 29 de septiembre que tiene como objetivos:
1. La reconducción del plan de ajuste, restableciendo los derechos de los pensionistas, los empleados públicos y el mantenimiento de la inversión pública.
2. La retirada de una reforma laboral lesiva que facilita el despido y empeora las condiciones de trabajo.
3. La negociación colectiva como marco de protección de las condiciones de trabajo, frente a los intentos de devaluarla y de individualizar las relaciones laborales.
4. El mantenimiento del sistema público de pensiones como eje central de protección social, y su adecuación a la evolución social, a través del acuerdo político y social.
IU comparte estos objetivos y considera necesaria la convocatoria de la Huelga General, es por ello que elevamos al Pleno del Ayuntamiento, una de las administraciones que conforman el Estado Social Democrático y de derechos la adopción de los siguientes,
ACUERDOS
1. El Pleno del ayuntamiento apoya la convocatoria de la Huelga General para el 29 de septiembre y hace un llamamiento a todos los trabajadores y trabajadoras a secundarla.
2. El Pleno del Ayuntamiento exige a los empresarios a respetar el derecho a la huelga que asiste a los trabajadores y trabajadoras.
3. El Pleno del Ayuntamiento exige al Gobierno Central y al Congreso de los Diputados la retirada de las medidas de ajustes aprobados y a retirar la tramitación parlamentaria del Decreto Ley de Reforma del Mercado de Trabajo, por considerarlas injustas, innecesarias y antisociales.
4. El Pleno del Ayuntamiento insta al Gobierno a mantener la edad de jubilación en los 65 años.
5. El Pleno del Ayuntamiento insta al Presidente del Gobierno al mantenimiento del sistema público de pensiones como eje de la protección social.
6. El Pleno del Ayuntamiento insta al Presidente del Gobierno a realizar una reforma fiscal progresiva, a realizar un plan contra el fraude fiscal y la economía sumergida.
7. Dar traslado de los acuerdos a los secretarios locales, provinciales y generales de los sindicatos CC.OO. y UGT, al Presidente del Gobierno y a la Mesa del Congreso de los Diputados.
Malpartida de Plasencia, 24 de Septiembre de 2010
Los sindicatos de clase han convocado una huelga general para el próximo 29 de septiembre, como primera respuesta masiva a la decisión del Gobierno del PSOE de imponer por decreto una reforma laboral cuyo objetivo central es abaratar el despido y favorecer a los empresarios, al aceptar las demandas de la patronal sobre las causas y el coste del despido.
Una reforma laboral que, junto al plan de ajuste aprobado previamente, supone el mayor recorte social de nuestra historia reciente, con los que el gobierno central defiende una salida conservadora a la crisis vinculada a la pérdida de derechos sociales y laborales. Salida conservadora que trae como consecuencia inmediata el inicio de un conflicto social mantenido en el tiempo.
Izquierda Unida rechaza el Decreto de reforma laboral porque:
La reforma laboral no va a generar empleo.
La reforma laboral solo busca abaratar el despido y la descausalización del mismo.
La reforma laboral no va permitir acabar con la temporalidad ni con la dualidad del mercado laboral, muy al contrario, pretende precarizar a todos los trabajadores y trabajadoras.
La reforma laboral aumenta el poder discrecional del empresario en la empresa, genera inseguridad jurídica entre los trabajadores y trabajadoras y supone un ataque a la negociación colectiva y los sindicatos.
La reforma laboral vuelve a dar la espalda a mujeres, jóvenes, inmigrantes y pymes.
Frente a ello, Izquierda Unida defiende:
La apuesta por una reforma laboral dirigida al objetivo de generar empleo de calidad.
Apoyo activo a la movilización sindical del próximo 30 de junio y a la huelga general convocada para el próximo 29 de septiembre.
Izquierda Unida llama a los trabajadores y trabajadoras, sindicalistas, fuerzas de la cultura, movimientos sociales y personas de la izquierda, a participar en la huelga general del 29-S, por el empleo y por una alternativa social a la crisis.
Sobran motivos!
10 de Febrero
El coordinador general de IU de Extremadura, Pedro escobar, subrayó hoy que de la actual crisis se sale por la izquierda o no se sale, ya que las políticas que está aplicando el Gobierno central no son de izquierda, sino que son políticas asistenciales, paliativas y de "paños calientes".
Así lo manifestó hoy, 10 de febrero, Pedro Escobar en una rueda de prensa, en la que se mostró muy crítico con la actitud que están teniendo frente a la crisis tanto el PSOE como el PP, que "están intentando montar un teatro mediático en blanco y negro".
Primero comenzó con el PSOE. Aquí, Escobar dijo que hay que dar un mensaje muy claro a la ciudadanía, porque el presidente del Ejecutivo nacional, José Luis Rodríguez Zapatero, se ha empeñado, en los últimos días, en mostrarse como un "conductor borracho", que "va de la derecha para la izquierda, haciendo gestos imprevisibles y dando acelerones y frenazos, con lo que asusta a muchos, sorprende a otros y desconcierta a todos".
"Nosotros estamos alarmados y preocupados porque no queremos que la legión de desilusionados y cabreados con Zapatero se le ocurra mirar hacia la derecha", indicó el coordinador general de IU, que añadió que "no queremos que se transmita a la ciudadanía la imagen de que lo que está haciendo el señor Zapatero son políticas de izquierda. No son políticas de izquierda, sino que son asistenciales, paliativas, paños calientes, y de esta crisis no se sale con el tipo de medidas que están aplicando. De esta crisis se sale por la izquierda o no se sale".
Seguidamente, Escobar se centró en el PP, del que criticó que tan sólo se dedica a hacer "silencio ruidoso", ya que "continúa haciendo ruido desde el cerro, pero sigue sin aportar nada, ninguna propuesta efectiva".
En cuanto al papel que están desempeñando los sindicatos, Escobar señaló que son "la única trinchera un poquito firme que está evitando que el señor Zapatero tome demasiadas cosas", y agregó que los sindicatos están teniendo un actitud "prudente y responsable, a veces quizás demasiado prudente, pero yo creo que son los que están frenando que se puedan tomar medidas más duras, tanto en reforma laboral como en cuestiones fiscales o en bonificaciones a la Seguridad Social."
"Y es que los sindicatos están como esperando a ver qué pasa, y ya le han puesto a Zapatero lo que no puede hacer, y sería bueno que pronto le dijeran lo que tiene que hacer", aseveró el coordinador general.
LA ESPERANZA ESTÁ EN LA IZQUIERDA
Por todo ello, desde IU se ha puesto en marcha una campaña frente a la actual crisis económica, bajo el lema ‘Frente a la crisis más izquierda', ya que, según Escobar, "la esperanza está en la izquierda". A través de esta campaña, para la que se han editado diez mil carteles y 50.000 trípticos informativos, IU de Extremadura propone 26 medidas inmediatas, de "urgencia", agrupadas en cuatro bloques.
En el primer bloque, que contiene medidas "urgentes" de protección y ayuda a las familias, se propone que las familias con ingresos inferiores al IPREM tengan todos los servicios municipales gratuitos; la elaboración de una ley que prohíba el desahucio por impago de alquileres o hipotecas a estas familias; una bonificación del 50 por ciento del IBI correspondiente; y la suspensión de la obligación del pago de los 83,77 euros (el "famoso" sello de los trabajadores del campo) sin pérdida de derechos en las familias en que todos sus miembros estén en paro.
También se contempla generalizar y hacer automática la percepción de una ayuda equivalente al IPREM (527,24 euros) para los trabajadores que agoten sus prestaciones de desempleo hasta que una Ley de Renta Básica garantice los recursos necesarios para una subsistencia digna a las familias en riesgo de exclusión social.
En el segundo apartado, medidas de carácter fiscal, IU sugiera la reinstauración del Impuesto de Patrimonio; duplicar el tipo del IRPF del tramo autonómico para las rentas susceptibles de pagar el tipo marginal del IRPF (con ingresos superiores a 57.000 euros); reducir a la mitad el tipo del IRPF del tramo autonómico de las rentas familiares que no superen los 18.000 euros; y establecer un impuesto para gravar la vivienda vacía de nueva construcción para frenar la especulación inmobiliaria.
Además, se propone establecer un impuesto a las entidades bancarias por los cajeros automáticos, que revertiría directamente en los ayuntamientos; reducir el treinta por ciento en el impuesto de sociedades para las empresas de uno a diez trabajadores y del veinte por ciento para las empresas de diez a veinte trabajadores; y una subvención del cien por cien de los intereses de los préstamos a pymes y autónomos que presenten proyectos de innovación, mejora o reforma de sus empresas que no contemplen reducción de personal.
MEDIDAS DE CARÁCTER ESTRUCTURAL
En un tercer apartado, sobre medidas de carácter estructural, IU propone reclamar al Gobierno central la asignación a Extremadura de 325 millones de euros, que es la cantidad con la que la región recibiría per cápita la misma asignación que otras comunidades autónomas en el nuevo sistema de financiación autonómica, y que de no hacerse añadiría a la "nunca" liquidada deuda histórica un nuevo "desequilibrio" interno entre comunidades.
También se sugiere la exclusión en la adjudicación de obras y servicios públicos a empresas que hayan tenido un comportamiento antisindical o hayan estado inmersas en procesos por delito o por infracción ambiental; y un seguimiento riguroso por parte del Sexpe de las subcontratas de obras y servicios para evitar que se produzca un deterioro de la calidad del empleo y una merma de los derechos laborales.
Asimismo, IU propone iniciar los estudios económicos y financieros necesarios para que se pueda crear una Banca Pública de Extremadura, un Banco de Crédito regional o un Banco de Desarrollo, que sirva de sostén a la inversión, innovación y al mantenimiento de las pymes, pequeños y medianos agricultores y autónomos.
Y en el cuarto bloque, medidas de inversión y creación de empleo, Escobar propuso la gestión directa y autónoma desde la Junta de los fondos globales que corresponden a los Planes E y otros similares que se puedan asignar. Y es que, según IU, "los Planes E están sirviendo para que Zapatero gobierne en los ayuntamientos".
Otras propuestas del partido son la creación de un organismo público extremeño de energías renovables al que se desviarían todos los recursos destinados a la Refinería Balboa, dando "carpetazo" a un proyecto de "dudosa rentabilidad económica y ambiental"; revisión de las prioridades de las inversiones previstas en el Plan de Infraestructuras, orientándolas a las vías secundarias y el eje norte-sur del ferrocarril.
Igualmente, IU sugiere iniciar un plan cuatrienal para que al final del mismo esté completada en la red pública la oferta del ciclo educativo de 0 a 3 años; y comenzar una amplia campaña de protección, limpieza y repoblación en los bosques extremeños, cauces y riberas, como medidas de recuperación en zonas que en los últimos años hayan sufrido algún incendio, y como medida preventiva de cara a la próxima campaña.
Finalmente, IU manifestó que "no bastan pequeños retoques, sino que son necesario cambios profundos", ya que es necesario llevar a cabo medidas estructurales de planificación e inversión democrática de la economía.
UNA HUELGA ENTRE LA NECESIDAD Y LA INCERTIDUMBRE
Áreas |
Escrito por Miguel Manzanera Salavert |
La convocatoria de huelga general para el 29S por parte de los sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT, secundada por los sindicatos menores apoyada por numerosas entidades ciudadanas, ha sido aplaudida mayoritariamente por las clases populares de nuestro país; una parte importante de los ciudadanos -incluidos trabajadores y pequeños propietarios-, ha mostrado su adhesión a la huelga ante la enorme agresión contra los derechos de los trabajadores, que incluye las pensiones, la edad de jubilación, el abaratamiento del despido, los sueldos de los funcionarios, el aumento de la precariedad, etc., además de que el paro ronda los 5 millones de personas y muchas familias no cuentan con ingresos para subsistir. Muchos intelectuales críticos y solidarios coinciden en sus análisis en que esta huelga es más necesaria que nunca. Quizás su único defecto pudiera consistir en haber sido convocada demasiado tarde, pues la protesta tendría que haber sido planteada, cuando el gobierno financió el déficit bancario para evitar la crisis financiera. Pero como se sabe la política reformista es pragmática, y los sindicatos mayoritarios de la clase obrera en nuestro país lo son, por lo que sólo suele protestar contra los efectos de las decisiones políticas y no contra sus causas. |
La mano invisible
EL primer banco de la zona euro y el segundo de Europa son españoles; cuatro de las cinco principales empresas de la construcción civil europea, la tercera compañía eléctrica de Europa y la mejor cadena hotelera son españolas; son españolas la tercera operadora de comunicaciones del mundo y la empresa líder mundial en energías renovables; dos de los ocho primeros aeropuertos de Europa son españoles. Se estará pronto a la cabeza del mundo en tren de alta velocidad y de Europa en autovías. Con estos y otros mimbres, Zapatero (¿les suena?) culmina su primera legislatura rebasando los 20 millones de ocupados y
con una tasa de paro del 8% la más baja de todo el período democrático. La de empleo -en el 66%- era superior a la media europea tras un crecimiento medio anual del 3,7%, y superávit durante los cuatro años. Todo en un contexto de políticas sociales con subidas del salario mínimo y pensiones, primeros pasos de un avanzado sistema de ayuda a la dependencia, y notables actuaciones legislativas en derechos civiles. Así éramos y así era nuestro entorno, hasta que llegó el comandante y mandó parar.
Un comandante ya sin sable ni kalashnikov, que ha ejecutado quizás el mayor alzamiento de la historia moderna -un golpe de estado(s) económico- de unos efectos impredecibles pero claramente definidos en sus o
bjetivos: los gobiernos, del signo que sean, deben ser una especie de franquicias del poder económico obligados a operar bajo instrucciones de estricto cumplimiento. Una cruzada ultraliberal para ir desmantelando el estado de bienestar a plazos. ¿Y quienes son los golpistas? Nadie; no hay culpables. Todo ha sido cosa de 'los mercados'. ¿Y que son los mercados? ¡Ah, amigo!, ahí nos retrotraemos a los ancestros: los mercados son algo así como los idus de marzo, espíritus incorpóreos de los que el político debe guar
darse en todo tiempo y para no terminar como el César ofrecer sacrificios: recortes sociales, rebajas salariales y obreros productivos como los chinos. De no ser así, las agencias de calificación con su espada flamígera rebajarán de un tajo nuestra solvencia, y, al clasificarnos como más pobres, podrán cobrarnos un interés más alto por la deuda que hemos adquirido para tapar sus agujeros.
Confieso que oyendo a los que tratan de explicar esto, en momentos ya de sobredosis he llegado a alucinar que la crisis sea otro trampantojo como el de la gripe aviar; menos mal, que estando en esas, recibo la sacudida en una viñeta de El Roto, que me lo aclara todo: 'El fracaso del capitalismo hunde a la izquierda'. Estas ocho palabras debían ser texto obligado en todas las facultades de Ciencias Políticas del mundo, para ejercicios de síntesis descriptiva de esta situación en clave de humor negro.
A mí, que siempre he creído que la civilización empezó el día que un hombre lanzó a otro un insulto en lugar de una pedrada, me aburre sobremanera no poder hacer uso aquí de ese 'avance' en una situación que lo merece. Porque a medida que la crisis va enseñando la oreja vemos que esto no es un duelo entre liberales y keynesianos: esto es un golpe de los grandes poderes económicos contra la democracia. Así como suena. Que Zapatero, que fue elegido por quienes se identificaron con un programa y un determinado compromiso ideológico, reciba una llamada (a Gordon Brown le mand
aron 'un propio' cuando intentó poner un impuesto a los ricos) para que recorte gastos por abajo, si quiere evitar que los de arriba lo trasladen al lazareto con Grecia y otros portadores de virus sociales, es algo que rompe con todo lo conocido.
Ni Valle-Inclán hubiera alumbrado un esperpento en el q
ue el capital pide 'un paréntesis en el sistema de mercado' para exigir nacionalizaciones encubiertas de la banca, ¡sin renunciar a su control! Con un par. Y como una vez conseguido y resueltos sus problemas internos y asegurados sus indecentes blindajes retributivos, no hay que les pida la incineración de la mano de Adam Smith, ni les ponga condiciones, rebosantes ya sus niveles de impunidad y autosuficiencia, deciden imponer a los gobernantes recortes que en el caso de los socialistas los dej
an a los pies de los caballos; (caballos que por cierto aquí en España, los montan los cuatro jinetes del Apocalipsis: Rajoy, Cospedal, S. de Santamaría y Montoro).
Si este repaso a la situación tiene un marcado tinte pesimista, viene del convencimiento de que el tremendo desapego en que el gentío ha caído en los asuntos de la 'res pública' está marcando una época de futuro incierto. Hay que decirlo: los largos años de bonanza económica han pro
ducido en las capas medias emergentes un síndrome de nuevos ricos que les ha diluido su conciencia de clase. (existia eso?)Esto es detectable, si cansados de macrodatos y peroratas de espantavillanos miramos a los pies de la gente y observamos detalles que, aunque menores, simbólicamente tienen gran importancia, por ejemplo: como ya no hay clases y la petrolera y yo somos casi lo mismo, no m
e importa ensuciarme las manos para echar gasolina; así, de buen rollo, en el súper sustituyo al que pesaba la fruta y lo hago yo; suplo al que me imprimía las fotos, estoy aprendiendo a autocobrarme para dentro de poco aliviar a los colegas de la multinacional de la gravosa nómina de las cajeras, y, como joven solidario ¡con Mc Donald's! llevo mi bandeja sucia al contenedor. Y ya puestos a 'trabajar para el inglés' leemos nuestros contadores de l
uz y gas, y lo anotamos en el folio que nos deja en el ascensor el único empleado que hace falta para eso.
Mantenerse en su sitio sintiéndose clase trabajadora no conlleva una actitud frentista, pero sí de pertenencia a un sector de la sociedad -el más importante-, heredero de los sacrificios de quienes arrancaron conquistas sociales que hoy están en peligro. Pero si le hablas de esto a
los jóvenes te miran como si lo hicieras en arameo. Y es lógico, porque ¿cómo va a entender esto el que se ha comprado unos vaqueros carísimos, ya remendados, porque vestirse de pobre le resulta exótico? Lo malo es que conozco a algunos, afectados por un ERE, que, en un Audi y con esos pantalones, están yendo a trabajar al campo por 20 euros. Si sus neuronas re
sisten el cortocircuito, ahí pueden empezar a verle las orejas al lobo.
ZAPATERO: A LA MESA CON LOS CANÍBALES
El miércoles 12 de mayo, José Luis Rodríguez Zapatero anunciaba en el Parlamento español una serie de medidas anticrisis que incluían: congelación de las pensiones de los jubilados, bajada de salarios a los funcionarios, restricciones en los pagos de las ayudas a ancianos y enfermos, y en el uso de los medicamentos; y el fin de su oferta estrella de las elecciones: el cheque-bebé (una medida por la cual quien engendrara un hijo o lo adoptara, fuese cual fuese su salario o posición económica, recibiría automáticamente un aguinaldo de dos mil quinientos euros). Como colofón, auguró también el presidente un notable recorte de las inversiones en obra pública, y –esto ya fuera de discurso- filtró a la prensa la caducidad de los cuatrocientos euros mensuales que el Estado concede a los parados de largo alcance. En cinco minutos, dinamitaba su retórica de presidente de los derechos sociales. Apartaba de un manotazo a los caníbales del liberalismo, y se sentaba él a la mesa para comerse a los débiles con un apetito más que notable.
Una semana antes, había declarado que jamás tomaría ninguna medida que implicara recortes sociales. “Por razones ideológicas”, dijo. Pero, la ideología es una materia moldeable, y, entre tanto, había viajado a Bruselas y se había encontrado con las larguísimas caras de los jefes de Estado y de Gobierno del Eurogrupo que le habían dicho que se buscara otra nueva retórica (el lenguaje que entiende el mercado) y que, a partir de ese instante, la economía de su país ya no iba a dirigirla él, porque había mostrado una incapacidad manifiesta. El propio Obama le telefoneó unas horas antes de su intervención parlamentaria, al parecer preocupado por la situación española. Desde ambas orillas del océano, se nos enviaba a los españoles el mensaje de que no somos un país soberano, sino intervenido; que somos algo parecido a lo que fue Marruecos para España a principios del pasado siglo: un protectorado (nos lo temíamos desde el mismo día que entramos en el euro; o aún antes, cuando empezó a llegarnos una lluvia de millones para que desmantelásemos nuestra modesta economía productiva). El presidente que, hace tres años, se preció de haber adelantado en PIB a Italia y amenazaba a Sarkozy con que pronto dejaría a sus espaldas a Francia, se tragaba amargamente sus palabras. No le quedaba más remedio que acudir al parlamento español a dar cuenta de la nueva situación en esa lengua comprensible para los mercados: como han dicho algunos periódicos, se hacía su propia enmienda a la totalidad, o lo que, en la mecánica parlamentaria española, se llama su propia moción de censura. Mientras hablaba, tenía la triste cara de los suicidas.
En pocos minutos se venía abajo todo el armazón ideológico sobre el que se ha sostenido durante seis años esta variante contemporánea de la socialdemocracia, que se ha creído a salvo de los avatares económicos, gracias a una estrategia por la cual los problemas de la vida cotidiana se retiran de la escena pública y son sustituidos –en una cuidada estrategia- por la juguetería de lo que algunos han definido como Cultural War: es decir, por la puesta en primer plano de conflictos más o menos intrascendentes, amortizados, silenciados u olvidados, y cuya dramática escenificación le ha servido para mantener la ficción de una política progresista; de que hay una diferencia esencial entre democristianos y socialdemócratas, obviando que el meollo del progresismo tiene que ver, sobre todo, con la forma en que uno se gana el pan de cada día (y si puede ganárselo o no), y con la estrategia con que se reparte la gran tarta nacional entre los ciudadanos. El prestidigitador Zapatero ha conseguido ocultar durante años esa primacía de lo económico, gracias a que, en España, la lista de conflictos que pueden extraerse de la guardarropía y sacarse a escena es numerosa: clericales contra laicos; abortistas contra antiabortistas; españolistas contra nacionalistas; defensores de la negociación con ETA y partidarios de la mano dura; ecologistas contra negacionistas; partidarios de los trasvases de agua contra partidarios del caudal natural de los ríos; machistas contra feministas y homófobos; e incluso, y sobre todo -sí, setenta años después-, herederos de las víctimas de la guerra civil contra herederos del franquismo. Si a ello añadimos el manejo político de los tiempos judiciales en los escándalos de corrupción que afectan al partido de la oposición, el despacho en el Palacio de la Moncloa parecía asegurado durante unos cuantos años. Como le dijo Zapatero en vísperas electorales a un locutor amigo, y recogió un micrófono indiscreto: “A nosotros nos conviene tensionar”. Según los cálculos del líder socialdemócrata, en medio de este agitado guirigay nacional, podía seguir caminando sobre las turbias aguas de la economía sin mojarse ni las zapatillas: sólo faltaba que Europa se recuperase en un par de años, es decir, en vísperas de las próximas elecciones españolas: el tapón español flotaría de nuevo sobre el mar de riqueza continental y él podría seguir presentándose como adalid del progresismo.
De hecho, desde que se inició la crisis, el enredo ideológico ha permitido que los sindicalistas hayan seguido haciéndose enternecedoras fotos con el presidente del gobierno mientras las cifras oficiales hablan de cuatro millones seiscientos mil parados, y las reales superan con creces los cinco millones. Los líderes sindicales han apoyado sin fisuras a un gobierno cuyas únicas medidas anticrisis se han sustanciado en la concesión de ayudas a las empresas automovilísticas y en una entrega de decenas de miles de millones a la banca, ejecutada sin ningún control, con la excusa ideológica de que esos millones iban a servir para que las entidades dieran créditos a las familias y a los pequeños empresarios en apuros. Pero la banca, entre tanto, se ha dedicado a comprar firmas extranjeras, a conceder jubilaciones fastuosas a sus directivos y a mostrar unas brillantes cuentas de resultados fin de ejercicio. Zapatero y su ministra de economía han podido presumir ante la oposición de paz social en esa línea postmarxista de que la socialdemocracia es la mejor gestora del capitalismo, y que, por lo demás, cuenta con tan buena tradición en España: en los ochenta fue el gobierno del socialdemócrata Felipe González el encargado de llevar adelante la durísima reconversión industrial que solicitaba el implacable capitalismo europeo; de multiplicar los despidos empresariales hasta elevar el paro a tasas antes nunca imaginadas, de domesticar a varazos a los sindicatos.
Zapatero ha estado trabajando en sordina a favor de la gran banca y de los especuladores a los que de cara a la galería ataca con demagogia populista: Las vicepresidentas del gobierno (hay dos) llegaron a amenazar con llevar a la cárcel a quien difundiera bulos acerca de la crisis para beneficiarse. Al parecer, acababan de descubrir que la esencia del capitalismo es la especulación: comprar barato y vender caro. Palabrería. En sus actuaciones, ni una sola referencia a tocar el estatus de unos bancos que, según leo en la prensa, son las entidades europeas que más cobran a sus clientes por servicios y las que menos pagan por rendimientos; bajo su mandato, se ha suprimido el impuesto de patrimonio y no se han gravado los bienes suntuarios, tampoco se ha mirado hacia las sociedades de inversión, esos refugios de grandes fortunas que se conocen con el nombre de SICAV, Sociedades de Inversión de Capital Variable, escondites financieros, para entrar en los cuales hay que contar con un mínimo de 2.300.000 euros, y que cotizan al uno por ciento. El discurso del 12 de mayo, levanta el telón de la retórica y, en escena, aparece la amarga realidad. El excitante ajetreo del dinero. El Bambi Zapatero tiene agudos colmillos con los que da dentelladas, incluso a sus ingenuos votantes. También a cargos del partido socialista que ven su sillón en peligro: no se quejan de que el presidente sea injusto al tomar estas medidas, sino de que los deja sin discurso político ante la derecha. Quieren otro guión que sirva para echar de nuevo la manta por encima de la realidad. Y él mismo ha creído necesario anunciar precipitadamente que pronto llegarán impuestos que gravarán a los que más tienen: a la banca, a la Iglesia, a los ricos (se les llena la boca, salivan al decir la banca, los ricos, la iglesia: cultural war en estado puro). La batidora populista vuelve a girar. A lo mejor queda alguien que se crea algo. No lo sé.
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